La película de 2009, también protagonizada por Vera Farmiga y Peter Sarsgaard, cuenta la historia de un matrimonio que adopta a Esther, una niña de ocho años que, tiempo después, revela que realmente no era una menor de edad, sino que una mujer de 33 años con trastornos mentales e hipopituitarismo. Esta historia estuvo inspirada en una historia real ocurrida en 2007 en República Checa. La mujer que interpreta Fuhrman se llama Barbora Skrlová y, así como el personaje, tiene hipopituitarismo, una afección que no permite la producción de cantidades normales de una o varias hormonas, como la hormona del crecimiento. Por esta razón, Skrlová seguía pareciendo una niña.
Skrlová fue internada en un centro psiquiátrico cuando era adolescente porque mostraba comportamientos psicopáticos. Sin embargo, se escapó de la institución y usó la enfermedad a su favor: se hizo pasar por una niña para que la adoptaran.
El caso de las hermanas Klara y Katherina Mauerová fue el que dio a conocer la historia de la mujer. Se conocieron cuando Klara estudiaba Pedagogía y Skrlová le dijo que escapó de un centro de menores porque la maltrataban. Luego de asegurarle que no tenía dónde quedarse ni a dónde ir, Klara aceptó llevarla a su casa en Chequia. Klara se había separado recientemente del padre de sus hijos de 8 y 10 años y le había pedido a su hermana Katherina que viviera con ella. Según Daily Mail, Skrlová comenzó a sentir celos por la atención que recibían los hijos de Klara y los culpaba de travesuras que ella misma hacía. Posteriormente, Skrlová convenció a las mujeres de unirse a la secta religiosa a la que ella pertenecía: "El Movimiento Grial".
Según ella, la secta era liderada por "El Doctor", quien se comunicaba con sus fieles a través de mensaje de texto y promovía el canibalismo, el incesto, entre otras cosas. Persuadida por la mujer, Klara mandó a construir una jaula que colocó en el sótano de su casa y encerró a sus hijos desnudos, quienes fueron víctimas de múltiples abusos. Esto fue descubierto por los vecinos, pues Skrlová había comprado un monitor de video que instaló en el sótano para saber qué hacían los niños cuando ella no estaba y ellos compraron uno similar para su bebé. Cuando intentaron usarlo captaron la señal de la casa de las hermanas Mauerová.
Inmediatamente avisaron a las autoridades, quienes encontraron a los niños en terribles condiciones y a una niña, que se identificó como Anika, llorando. Uno de los hermanos falleció en el hospital y el otro pudo dar su testimonio. Para ese momento, Skrlová, quien ya había escapado. En el juicio, las hermanas reconocieron los hechos y aseguraron que fueron manipuladas por Skrlová. Skrlová viajó a Noruega, subió de peso, se cortó el pelo y se hizo pasar por un adolescente de 14 años llamado Adam. Encontró otra familia que se hiciera cargo de ella, pero su comportamiento en la escuela la delató. Cuando los profesores quisieron conocer más de su historia, la mujer desapareció de nuevo, pero a policía checa había enviado una orden de captura internacional y fue detenida. Klara fue condenada a 12 años de prisión, Katherina a 10 años y Sklorvá fue condenada a cinco años por ser autora intelectual de los crímenes. En 2011 apeló y quedó en libertad.