'Los asesinos de la luna':

'Los asesinos de la luna':

Así es la sombría historia real en la que se basa 

La nueva película de Scorsese, DiCaprio y De Niro. 'Los asesinos de la luna':

Los crímenes raciales en Estados Unidos de hace menos de un siglo no dejan de sorprendernos y helarnos la sangre, y este es uno de los más interesantes y desconocidos.

Martin Scorsese vuelve al cine con Los asesinos de la luna. Lo hace nada menos que con una película protagonizada por primera vez por sus dos actores fetiche juntos, Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. Sin embargo, no se trata de una "peli de gánsters", sino de una "peli de indios". Desde su primera película, Scorsese siempre ha mostrado admiración por Centauros del desierto de John Ford, una película que incluso afirma que adapta en Taxi Driver. Curiosamente, su escena favorita es aquella en la que uno de los protagonistas compra por accidente una servicial mujer india que los sigue a todas partes. Un gag cómico que hoy día es icono de racismo y machismo en el cine y al que Scorsese parece querer dar la vuelta con una de sus películas más ambiciosas.

Pero Los asesinos de la luna no es un relato particular de Scorsese, se basa en la novela homónima de David Grann. Una que ha su vez se basan en los hechos reales sucedidos en los años veinte del siglo pasado en Oklahoma, y que supusieron uno de los primeros grandes casos del recién creado FBI.

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Los Osage eran una nación indígena de Oklahoma que tuvieron relativa suerte tras el genocidio indio. Resultó que las tierras que les devolvieron en compensación estaban cargadas de petróleo. Esto convirtió esta pequeña población india en el lugar con mayor renta per cápita del mundo y también hizo que su estilo de vida fuese radicalmente distinto. Los Osage dejaron de trabajar al vivir de las rentas de su petróleo, por lo que llenaron su población de hombres blancos que acudían al lugar tras la Guerra en busca de trabajo. Así, médicos, camareros, obreros, ladrones, chóferes y demás se congregaron en torno a dinero de unos Osage que necesitan, al fin y al cabo, alguien que los sirviera.

Por supuesto, estos hombres no tardaron en ganarse los favores de algunas de las mujeres indias, con las que se casaban obteniendo así su estatus en cuanto a economía y también herencia. Este es el caso del protagonista que encarna Leonardo DiCaprio, que pasa de chófer a mantenido de su jefa tras su casamiento. El problema es que la ambición de los blancos no se quedó en casarse con alguna india y obtener su estatus. No, en las sombras, todo empleado de oficina, banco, clínica u obra ansiaba que su comunidad le arrebatase a los Osage lo que les había regalado su tierra ancestral. Los Osage eran pocos y las comidas de blancos les hacían enfermar y morir jóvenes de diabetes y demás enfermedades. Su estilo de vida dado al ocio y sin responsabilidades también creaba mucha adicción al alcohol y tendencias depresivas. Parecía que solo había que dar unos cuantos empujoncitos en la dirección adecuada para que los Osage desaparecieran y la Tierra cargada del petróleo volviese a los blancos. Y más rápido que con los casamientos y el mestizaje.

Ahí es dónde entra el personaje de Robert De Niro, un gigante de la ganadería de la localidad llamado William K. Hale. Aunque la película nos cuenta los hechos de forma cronológica, para la historia real tenemos que pasar directamente a las investigaciones del FBI.

Aunque hubo numerosos asesinatos sin resolver, muchos en circunstancias más que dudosas, la película se centra en Lizzie, su muerte y la de tres de sus cuatro hijas. Algo que dejó a Mollie, casada con el sobrino de Hale, como la única heredera de una gran fortuna combinada. Dos muertes por enfermedad, otro misterioso asesinato y nada menos que una bomba hicieron que el gobierno ya no pudiese mirar para otro lado. Solo la intervención del FBI logró esclarecer algo que tenía también compinchados a la policía local y a los médicos/forenses de la zona. La insistencia de Hale en cobrar 25.000 dólares de una policía por la que había asegurado a otro Osage asesinado dejaba muy claro que este respetado miembro de la comunidad parecía estar detrás de todo.

El asesinato de decenas de Osage no tuvo la contundencia de la masacre afroamericana de Tulsa. Estuvo repartido en el tiempo, y hubo muertes de todo tipo con, probablemente, diversos culpables. Sin embargo, ambos tenían el mismo carácter de eliminar a una raza distinta a la blanca por la envidia de esta al haber conseguido crear una sociedad fructífera.

Hale y algunos de sus aliados acabaron en la cárcel algunos años, aunque todos vivieron para morir en paz fuera de barrotes. Pese a la perspicacia demostrada por el FBI, lo cierto es que estos "culpables" eran solo la punta del iceberg de todo una comunidad culpable, y por tanto había poco que perseguir y poca justicia culpable. Así, la masacre envidiosa de los Osage ha quedado como ejemplo de tragedia del pueblo indio americano, y también como una muestra más de que el cuento del liberalismo, del sueño americano, está amañado siempre para los mismos. Scorsese, con esta película, le hace un poco de justicia no solo a su poco conocida pero fundamental historia sino también repara un poco la eterna deuda que el cine americano tiene con los indios.