El siniestro fantasma de la reina de espadas está nuevamente sediento de sangre, y esta vez sus víctimas son los alumnos del internado, ubicado en una antigua mansión, envuelto en rumores sombríos.
Entreteniéndose mutuamente con historias de horror sobre los asesinatos de niños cometidos en esta casa en el siglo XIX, los adolescentes encuentran en el ala abandonada del edificio un espejo misterioso cubierto de dibujos misteriosos. Para divertirse, los estudiantes pasan frente a este espejo el rito místico de llamar al espíritu de la Reina de las Espadas y hacer los deseos más íntimos, esperando que el fantasma los cumpla. Los bromistas no saben que sus propias almas serán el precio a pagar por cada capricho venidero, y que la Reina de Espadas no descansará hasta que las obtengan todas.